
Desde el momento en que irrumpió en la naturaleza y en la vida cotidiana a comienzos del siglo XIX, el tren se convirtió en un elemento de regulación de las costumbres, del tiempo, del dinero, de la historia, pero también del arte, del urbanismo y de la arquitectura. Un episodio muy conocido del arte moderno, el impresionismo, se aborda aquí desde el ferrocarril para demostrar que éste no funciona sólo como mera excusa e inevitable motivo iconográfico con el que ilustrar su siglo: los trenes aparecen como la encarnación por excelencia de lo moderno, esa síntesis de velocidad, orden, economía, consumo y humo. El tren no sólo actúa como medio de transporte de masas y de mercancías, sino que las locomotoras, devoradoras de carbón, expulsan las falsas nubes que pintan los nuevos pintores apostados en las estaciones de tren. Los vagones se equiparan con los salones donde la burguesía disfruta de sus objetos de arte. La nueva pintura que realizaron los impresionistas acaba siendo una pintura tan llena de humo como de nubes y tan académica como moderna, como si desde sus inicios se sentaran las bases de su disipación.
Una vez fue una niña inocente que jugaba con plumas en el suelo de la guarida de un diablo. Ahora aquella inocencia había desaparecido... Karou es una estudiante de arte de 17 años que vive en Praga. Pero ese no es su único mundo. A veces, Karou desaparece en misteriosos viajes para realizar los encargos de Brimstone, el monstruo quimera que la adoptó al nacer. Tan misteriosa resulta Karou para sus amigos, como lo es para ella su propia vida: ¿cómo es que ha acabado formando parte de una familia de monstruos quimera? ¿Para qué necesita su padre adoptivo tantos dientes, especialmente de humanos? Y, ¿por qué tiene esa recurrente sensación de vacío, de haber olvidado algo? De pronto, empiezan a aparecen marcas de manos en las puertas, señal de que la familia de Karou corre grave peligro. Karou tratará de cruzar al mundo quimérico para ayudarles, pero es perseguida por los serafines. Entre ellos se encuentra Akiva, un ángel arrebatadoramente hermoso al que Karou está unida de forma que ni ella misma puede imaginar. *** Nombrado Mejor Libro Juvenil de 2011 por AMAZON USA *** Destacado entre los principales Young Adult 2011 por Readings.com *** Seleccionada por Kirkus...
Es extraño encontrar en una autora tan joven una escritura que recuerda la maestría técnica de Cortázar y García Márquez. Sabemos que estas afirmaciones son palabras mayores, pero nuestra formulación no es vana, porque estamos frente a una obra con mayúsculas.Hábil, inteligente, culta, mordaz, tierna, sutil y apasionada son adjetivos que le van como anillo al dedo.Tres relatos que tocan temas apasionados, como el amor, la vida y la muerte, pero vistos bajo el prisma de la actualidad por una joven cuyos personajes, sin embargo, gozan de gran profundidad psicológica así como de una envidiable madurez.María Zaragoza es capaz de escribir grandes relatos trágicos, con un regusto agridulce, tierno y descarnado a la vez.El primero, Cuna de cuervos, inspirado vagamente en la trama novelesca del Quijote, trata de una niña con la cara quemada que se ve obligada a prostituirse y que se enamora irremediablemente de un chico que llega a su habitación para suicidarse.El siguiente, Realidad de humo, está inspirado en el relato de Ojos de perro azul del Nobel colombiano y aborda la historia de amor, tierna y descarnada, entre dos desconocidos que ni siquiera saben su nombre.Por...
Texto a dos col
Ver Opciones